Cuando Amós Acero Pérez, maestro y primer alcalde democrático
de Vallecas, frente al pelotón de fusilamiento franquista, se
negó a que le colocasen la venda sobre los ojos, supo mirar de
frente a los desconocidos ejecutores de una venganza, con la
misma solidez y claridad de espíritu con que había mirado
siempre a la vida durante cuarenta y siete años. La talla de
Amós Acero Pérez queda plasmada en los primeros párrafos de la
carta que escribió a su familia pocas horas antes de su muerte.
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